En su casa tan vacía
la hacia suponer que su llanto
era tan solo algo acorde a su pena
mojándose las manos de lamentos.
Ella era la vecina de un mundo de fantasía
creía, se hacia creer
en las cartas que escribió su mente
que tan dura era la vida al quedar soltera
que solo eso le depararía
sin imaginar que a la vuelta de su esquina
golpearía el placer que da la noche
y luego siguiendo por el día
de un amor, aun correspondido.