Van calle arriba mis lágrimas,
son aguas de altura, verticales.
Vuelven a la nube de mis ojos,
A esa mirada altiva y enarbolada.
Navegan sin rumbo por los surcos,
de mi piel que atesora sus historias.
Como río rebelde, corren despiertas,
buscando el mar de tus brazos, sus memorias.
En el reflejo del tiempo se entrelazan,
las gotas de mis sueños y desvelos.
Y en tu abrazo, mi ser halla su calma,
mientras el río de lágrimas se vuelve cielo.