Hoy no tengo ganas
de reír poeta.
Vives. No estás muerta.
Vives. Y eso me alegra.
Al menos, sé que no
estás muerta.
Pero hay actitudes
que en ti
no comprendo.
Esos prolongados silencios.
Esa prolongada cobardía.
No tienes la valentía
siquiera de decirme: hola.
Si me lo dijeras
yo te respondería: hola.
¿ cómo estás?
Y después agregaría...
que me extraña
tu proceder.
No me corresponde
asumir una responsabilidad.
A ti sí.
La responsabilidad de la valentía.
Tu silencio me entristece.
Tu silencio me apena.
Tendría que llorarte
si estuvieses muerta.
Pero vives.
Eres inteligente.
Eres maravillosa.
Pero no seas
tan orgullosa.
No estás muerta.
Soy tan increíblemente
sensible... y tú lo sabes.
¿El daño que me produces
es a propósito?
¡qué acertada estás!
¿Intentas hacerme daño?
Ponte contenta.
Lo estás logrando.
Tanto... que hasta
me he puesto
a llorar.
Vives. Pero estás
ausente. Como si
muerta estuvieses.
Si fuese así, mis lágrimas
serían de profundo dolor.
Las de ahora,
son solo por tu ausencia.
Mi llanto por tu ausencia.
Ayúdame a que
deje de llorar.
Tú, lo puedes solucionar.
Todos los derechos reservados del autor ( Hugo Emilio Ocanto - 27/10/2012)