De blonda y de rizada cabellera,
igual que querubín por Dios pintado;
mi nieta es de dulzura ser alado
y brilla como sol de primavera.
Su tierna vocecita lisonjera,
con tono muy vivaz, de amor dotado;
me expresa su cariño acrisolado
pidiendo que por siempre yo la quiera.
Envuelta en su candor tan cristalino,
ignora que es la perla de mi vida;
y es ángel que resguarda mi camino
lo mismo que una lámpara encendida;
que trajo desde el cielo lo divino
a darle a mi existir fulgor de vida.
Autor: Aníbal Rodríguez.