A qué todo esto?
A qué estos días que parecen espejos rotos.
A qué la sombra que se alarga con la tarde.
Y todos esos dioses, y esas fórmulas matemáticas.
A qué ese Dios tímido que se esconde hasta de si mismo.
No quiero llorar el barro que somos.
No quiero decir que ya somos los gusanos que nos comerán.
Tampoco gritar una certeza que no tengo.
No quiero escribir de nuevo
Este mamarracho,
Para calmar está sed,
Esta angustia
Este tango entre el ser y no ser,
De estar, de ver, pero saber que me apago.
De querer con todo mi Ser
Los rostros de agua
Que pasan y pareciera que no dejan rastro alguno.
Le temo a esta juventud que ya es vejez.
Le temo a este martes que ya es jueves.
No quiero ceder ante la indiferencia que me tienta, que me muerde,
Que me grita que nada vale la pena.
Ante esta alegría tonta
Ante esta existencial pereza
A qué todo esto?
A qué todo esto Dios mío.