Me duele el corazón, mas no te duele
que tanto sufrimiento duela tanto;
tu miras con desprecios mi quebranto
sin darme tu ternura que consuele.
Buscando que mi orgullo se rebele,
y muerto de ilusión, bañado en llanto;
me niegas las dulzuras de tu encanto
y siempre tu arrogancia me repele.
Me dictas sin piedad tu cruel condena
al lúgubre silencio del fastidio;
y siento que mi sueño va al gehena
que sirva a mi esperanza de presidio;
en tanto tu desdén mi amor cercena
logrando cometer \"amoricidio\"
Autor: Aníbal Rodríguez.