Los pájaros son libres:
si viven enjaulados en cajas enlutadas
su libertad se pierde, y aun toda su belleza…
No quiero verte presa, mas quiero verte siempre…
El aire fluye fresco, amanece y me envuelve,
si lo encierro en mis lares, se pierde su frescura…
Escucho cuando dices, constantemente a veces,
que soy tu esclavo acaso,
y pienso que, a lo hecho,
vas entrando tú misma en el papel de esclava…
¡oh Nastenka querida…!
No quiero verte presa, mas quiero verte siempre:
tantas cosas diría en estas pocas líneas…
y tantas callaría…, que quiero verte siempre…
Mas volarás del nido, como es la ley de vida,
conocerás más gente, recordarás mis versos.
Encontrarás tesoros tanto tiempo buscados,
que olvidarás mi mundo… como es la ley de vida.
Aunque el recuerdo siempre, de aquellas tardes largas,
volverá a la memoria de tu sonrisa impávida:
los ojos de un poeta que quiere verte siempre,
que sabe la distancia entre el mundo y el cielo,
tan lejana en el tiempo que solo en sueños cabe…
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Los pájaros son libres:
si viven enjaulados en cajas enlutadas
su libertad se pierde, y aun toda su belleza…
Odiaba verte presa, quería verte siempre.
El aire fluye fresco, amanece y me envuelve,
si lo encierro en mis lares, se pierde su frescura…
Te escuchaba diciendo, con insistencia extraña,
que era tu esclavo acaso,
mas yo, incauto, pensaba
que tú misma jugabas en el papel de esclava…
Odiaba verte presa, quería verte siempre:
tantas cosas decía en unas pocas líneas…
y tantas que callaba…, quería verte siempre…
Mas volaste del nido, como es la ley de vida,
conociste otros aires y cambió tu semblante...
Encontraste tesoros tanto tiempo buscados,
que olvidaste mi mundo… como era ley de vida.
Y el recuerdo de entonces, de aquellas tardes largas,
voló hacia el fin del mundo de tu sonrisa impávida...
Caminé por la tarde y retorné en silencio,
pues la distancia eterna entre el mundo y los cielos,
resulta tan lejana que escapa de mi mente…