Hoy no tengo, a quién escribirle,
Porque me siento, afligido, triste.
Me llegó, una carta de desalojo.
Objetando que mi amor es flojo.
Decreta, extraer de todo mi universo,
Cualquier sorbo de rima o verso.
Que esté amañado, muy interiormente.
Instando extraer, nuestro amor claramente.
Un deseo irrefutable y vil es su declamo.
Sin objeción poética de perdón, ni reclamo,
Se niega, cualquier pesar y noble caridad.
La demandante, se le envolató toda su piedad.
Abstenerse de tretas de pericias.
Y mucosas encerronas con malicia.
Apalea un inconmensurable temor…
Pues presenta, sobrepeso de amor.
Se ordena esparcir los besos descorazonados,
En un huérfano jardín, sin alegría, no solado.
Y para terminar, cualquier vieja alegría…
Se desmenuzará ebria, para sellar la elegía.
El amor, aunque pregone, fiera unión, con su boca.
Fácilmente, ensordece, por impulso, se equivoca.
Y cuando el patas, invade, con mala intención,
El malvado destruye, cualquier relación.
Si alguien tiene, alguna remota solución…
…Le agradezco y escucho, con mucha atención.