Los crisantemos de flores rojas,
esencias perennes de acacias, no mustias,
sonrisas eternas ante las caídas,
las maravillas están en las miradas.
El perdón lo busco en mis entrañas,
hace ya mucho tiempo que vive en mis plegarias,
también por suerte vive en mis días,
las luciérnagas dominan a las penumbras.
Las acacias, me recuerdan a Asturias,
a mi mujer le encantan las flores y las mañanas,
el olor de las luces anodinas,
el esplendor verde de mi tierra
Me gusta solo observar las maravillas,
el Mar Cantábrico de mis entrañas,
el verde frondoso de mi Asturias,
observar la Belleza de la creación de las hadas.