ubik

PEQUEÑOS PLACERES

Los ayeres en sepia 

saben a limón

por la pintura estrellada

de la luna,

 

Me crie

con una nariz egocéntrica

tan heroica,

que rastrea

el eco encaramado

de un grillo en ámbar,

 

la descendencia nocturna

madruga su destierro

de ave vieja

y paladar austero,

en el último vagón del aire,

 

por eso,

me visto de hoja perenne

para adorar al viento

en un bostezo de cualquier olvido,

 

un gato silvestre 

nada escandaloso

me sigue desnudo

y se reserva el derecho a arañar 

las telarañas,

 

la sangre cuanto más suicida

más ego del fuego parece,

humo cortándose

sus venas de nube,

 

humareda de alta alcurnia 

son los labios

recosidos al hada senil

de la libélula,

 

estigma pasajero

de la felicidad

que  gusta vocalizar 

con el beso estirado del azar.