Lara A.

Impredecible

Impredecible, tanto como para carcomerte las ideas en una madrugada de verano.
La incertidumbre de qué nos llegará mañana, pulveriza cada una de las esperanzas aún vigentes.
Confío ciegamente en mi perseverancia, en mi sentir y en el brillo de tus ojos que me mantienen viva, latente.
Sin embargo, el destino juega las suyas y, casualmente, no somos compañeros hace un largo tiempo. 
Temo de que alguna de sus cartas, de vuelta mi partida y no me quede más remedio que abandonar.
Pero quizá sea mi suerte la que me salve, nos salve. Confiar en un comodín oportuno puede que sea nuestro primer suspiro saliendo de la corriente.