Si el tiempo es relativo
Si el amor es siempre eterno
Te invoco a que vengas en mi ayuda
Tú que fuiste y serás siempre mi guía
Como antes ahora te llamo chichí Mila
Porque sólo tu sabías consolarme
Mis penas y mis miedos han crecido
Solo que ahora es una sombra sin forma y vacía
Es una sombra de cacofonías incesantes
Es una sombra de neón tan cegadora
Es una sombra de ruidos metálicos y chillones
Inmersa estoy con mis hermanos en ésta sombra
Cansada del llenar el cuerpo y dispersar la mente
Cansada de la ceguera de la gente
Cansada de insubstanciales oraciones
De la perversa risa y el morbo constante
Del eje cada vez más oxidado
Donde gira éste humanidad tan decadente
Ábreme tu corazón de tierra roja
Donde nutriste mi raíz siendo chiquilla
Apaga chichí Mila
Esas luces intensas e incendiarias
Que me impiden ver el cielo límpido
Harta estoy del batallar de mis hermanos
Del extremo entre el llanto y la euforia
Dame de tus manos arrugadas
Esa energía que irradiabas incansable
Apaga esas luces y sonidos tan dañinos
Estoy harta de mi declive como especie
Abrázame como ayer y en tu pecho
Se funde mi pasado y mi presente
En tu humilde hipil aspire el aire de los montes
Montes donde habitaron mis ancestros
Cuya sabiduría creó maravillosos monumentos
Háblame abuela de los espíritus traviesos
De las almas perpetuando su tormento
Háblame de la nobleza de los animales
De la magia que hay en las estrellas
Mírame con esos ojos siempre tan serenos
Dime que aún en el pantano fétido y oscuro
Esparce su rico aroma a miel
La minúscula flor de enredadera
Dime que el amor es solo uno
Y ese uno vive en cada uno
Dime, abuela que hasta el diablo tiembla
Cuando invocamos a ese uno
Cúbreme con tu rebozo chichí Mila
No quiero ver más luz que la de la luna
Ni más reflejos que el de la superficie en un cenote
Cántame, chichí Mila en tu lengua milenaria
Dime que las razas son cristales que al combinarse
Embellecerán los vitrales del gran templo
Que surgirá cuando el hombre aprenda a respetarse