Las madres que descansan en el cielo,
impregnan el ambiente con tristeza,
por ese amor, brindado con nobleza,
que fue sentir colmado de consuelo.
Su esencia convertida en un modelo
guardado cual tesoro esplendoroso,
sutil, sin egoísmo, dadivoso,
es dote que a los hombres enriquece
y siempre será acervo que florece,
un bien con un saber maravilloso.