¡OH... ATARDECER!
Canta el atardecer sus colores
fueguinos y sangrientos
y va dejando sus últimos soles
en los nidos y en mis versos.
Mi pensamiento navega
en este atardecer que parpadea,
entre un puñado de dulces letras
mi melancolía se refleja.
Quise abrazar el momento
y prenderlo a mi pecho
como fogata eterna.
¡Oh, atardecer de violetas
Ya te vas con mis secretos
mientras yo… acaricio este poema!