Me encontrarás en las tardes
en el sueño del ocaso,
intentando la eternidad,
introduciendo mis manos,
mis ojos, mis entrañas
en el viento y en la soledad.
Me encontrarás en las olas
flotando en los veranos
con el alma y con mi sombra
dormidas sobre el mar.
Me encontraras en la piedra
despeñada tras tu paso,
en la cumbre de los cactus
y en la espina que atraviesa
el dolor de mi costado.
Me encontraras en el aroma
y en la piel de tus manos,
en el cuarzo de tus ojos
y en el profundo misterio
de los besos negados.
No me preguntes si vuelvo,
si aun pienso en tu recuerdo
o si te he olvidado ya;
yo sere siempre el rio
que irrumpe hacia tu delta
tan lejano de alcanzar.