La libertad enjaulada,
maniatada de pies y manos sueña
que el amor hará una coartada
que la liberá de su oscura celda.
El amor cuelga inerme
sobre la abstrusa horca de los días,
y con la mala suerte
de caer en las garras de la muerte.
Presa de la angustia,
la Libertad recurre a la Justicia
para que la libere de la jaula estrecha;
pero la Justicia es ciega y sorda
y además es coja de su pierna derecha.
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