Leoness

Se queja y nadie acude

Se queja y nadie acude

entre la penumbra orbital,

constelada toda su habitación

ingrávidos reflejos, rítmicos

 

Es su mundo, nada sorprende

¡tan solo se encuentra!; nada entre

la soledad de sus paredes desconchadas

por entre cortinas desgarradas

 

Cruza los estuarios en su destino

en estado falaz, adivina, no siente

al otro lado, un concepto confuso,

un espasmo recorre su mente

 

Peldaños remotos, hostiles de alcanzar

mas, no puede asirse al balaustre y

colisiona, cae al suelo, solloza e

intenta alcanzar el primer escalón

 

 

Aumentan, crecen enormes gradas,

baja al rellano, próximo al abismo y

sudoroso, llaga a la puerta que abre,

la fría brisa atenaza su garganta

 

La calle, desierta, áspera e incierta

muestra deformidad latente, muerta,

no le alcanza la vista al otro lado,

la calzada esta hueca, abandonada

 

¡Su cuerpo, yace en  el suelo!