¿No hay lágrima ni rezo?
Rezo en busca del cielo nuevo
Ni una lágrima por el niño muerto
Niño sin sueños y en lo externo absorto
Con el egoísmo propio del engreído adulto
¿No hay un canto’?
Un canto que sea del pueblo
Un canto expresando admiración y alegría
Su admiración y alegría intensa hacia las cosas simples
Simples como el sol y la luna
Simples como la tierra húmeda y la roca muda
Con voz tan fresca como agua de lluvia
Lluvia del corazón que ama la vida
Ama las plantas y con los animales habla
¿No hay gozo en el humilde esfuerzo
En disfrutar después de activo el músculo quieto?
¿No hay veneración para el camino largo?
¿No hay esperanza sembrada al cubrir la tumba
De quien expresó su anhelo y extendió sus alas?
¿De quien el tiempo no apagó su llama
Esperando sin miedo exhibir sus canas
Y su rostro marcarse con profundos surcos?
¿No hay cese a ese dolor de depender de algo
Algo tan fugaz y banal que no nos llena?
El placebo con el que permanecemos insensibles
Insensibles a la crueldad que nos condena
Crueldad que asumirla como nuestra
Sería tan potente que nos acaba