Siempre vuelvo a El circo de mi amigo,
lo ayudo a verificar la contaminación del aire
en estos Tiempos Modernos, asesinos
de la modernidad soñada por Martí.
Cargo junto a él la cruz de El inmigrante
y pierdo la garganta brindándole ánimos
en su pelea de boxeo.
Luchaste por un mundo donde en lugar
de las banderas y las sedes diplomáticas,
ondearan el amor y la risa y solo
llorásemos por la muerte del llanto,
luego de que tus películas surcaron
con tantas lágrimas mis labios.
Retamar te comparó con César Vallejo
y otra vez acertó, porque al igual que
los versos del peruano y a pesar de
tu pequeña estatura, estabas
tan lleno de mundo.