hay momentos en que desearía
poder leer tu mente o
adivinar tus pensamientos, pero
al reflexionar, prefiero no hacerlo
de lo contrario no viviría siempre
sorprendido y maravillado
al descubrir esas hermosas
expresiones en tu rostro
como cuando divagas y
pierdes la mirada
en la lejanía del silencio
en donde tus pensamientos
se resuelven
pero, consciente
de que estoy observándote
te vuelves para verme y
con una sonrisa me das un beso
dejando el sabor de leche y
miel en mis labios
entonces te tomo de la mano y
me regocijo con el sentimiento
del verano de nuestra juventud
rebosando en mi espíritu
mientras caminamos
el largo camino de vuelta a casa