edwin toninho

un dîa de agosto

hay momentos en que desearía

poder leer tu mente o 

adivinar tus pensamientos, pero

al reflexionar, prefiero no hacerlo 

de lo contrario no viviría siempre 

sorprendido y maravillado 

al descubrir esas hermosas

expresiones en tu rostro 

como cuando divagas y 

pierdes la mirada 

en la lejanía del silencio 

en donde tus pensamientos 

se resuelven 

pero, consciente 

de que estoy observándote 

te vuelves para verme y 

con una sonrisa me das un beso

dejando el sabor de leche y 

miel en mis labios 

entonces te tomo de la mano y 

me regocijo con el sentimiento 

del verano de nuestra juventud 

rebosando en mi espíritu

mientras caminamos 

el largo camino de vuelta a casa