«Saludos a los que luchan por el buen vivir de los animales, la naturaleza y conservación del planeta»
Por Marina Ceballos
Deambulando por
calles neblinosas,
llegué a un taller mecánico,
obreros, allí
me cuidaban;
gatarina, agua,
y, alguna veces, pan
como golosina me daban.
Siempre,
debajo de los carros.
Cambié de color,
algo negra estaba.
De pronto,
una protectora de animales,
en un kenel me colocó,
mandándome a esterilizar.
Llegué a una cálida casa
de árboles y Jardines
era un hogar de gatos.
Mariela, la señora de la casa,
me trató con mucho amor,
allí era libre, saltaba
con mis hermanos gatunos,
cada uno en un balcón
tomando el sol.
En una cálida cama dormía,
los espacios eran nuestros
un jardín lleno de encantos,
flores y trinitarias hermosas,
¡hasta una fuente había!
era nuestro lugar preferido,
rocheleábamos sin descanso.
-De pronto-;
empecé a sentirme mal,
mi mamá gatuna
me llevó al veterinario,
un cáncer en mi orejita tenía,
fui deteriorándome lentamente.
Los gatos me rodeaban
todos inquietos estaban,
mi mirada se apagaba,
despedí a mis hermanos gatunos
y a mi familia humana.
Tuve la mejor calidad de vida
fueron diez años felices.
Todos lloraron mi ausencia
a la luz de la luna….
Tovar Mérida Venezuela
16/8/2022