Cuando me lees... somos uno.
Sutilmente, busco provocar un efecto Zeigárnik en ti, para no caer en un mediocre olvido.
Cuando me lees, te estoy dando permiso para que entre en mi mente y sientas mis emociones.
Si logro mi cometido...
Si lloro ¡Tu lloras!
Si estoy entristecido, te entristeces.
Si estoy alegre, tú te alegras.
Si siento un gran dolor, tú también lo sentirás.
Si mi mente está enferma, te enfermeras intentando comprenderla.
Si estoy loca, mi locura te atingirá.
Si sonrió, una sonrisa de ti, se escapará...
Si amo, tú también amarás.
Si odio, tu odiarás.
Si me quemo en deseos, tú también desearás...
Si platico maldad, tú será mi testigo y si platico ilegalidad, tú serás mi cómplice.
Pero...
Si platico humildad firmada en palabras, tú serás mi sello de autenticidad. Dará fe a mi escrito.
Si tenemos química, mientras me leas, estaremos mezclados entre sudores y emociones, transmitidas en cada letra sobre una virgen hoja, violada por mi pluma.
Me odiarás, me amarás, me escupirás, me admirarás y me echarás de menos. Pero también pondrás sentirse defraudada y decepcionada conmigo, teniendo la libertad de poner un punto final a nuestra relación, sin ningún previo aviso.
Mientras me lees, eres mío y mi inspiración es tuya.
Mientras me lees, viajas conmigo a las lejanas lagunas, donde viven las musas, que nos invitan a momentos de sueños y imaginaciones inimaginables, solo para que ellas no se sientan solas.
Cuando me lees, estamos tan unidos, que ni siquiera un punto y aparte nos pueden separar, mientras sigas abrazado a mis letras.
Y si llegás a llenarte de mi, me esperas hasta la próxima cita, con ansiedad de un nuevo viaje, sobre la barca que navega, en los ríos refrescados por nuevas letras.
©️Leomaria Mendes✍️
Valencia - España
29/07/22