Mujer!, cuantas ganas tengo
de saciar en ti mi sed,
de arrojarte a la pared
mientras tus piernas sostengo.
Conteniendo mi abolengo
busco amarte a mi merced;
no obstante mujer, de Usted,
una negativa obtengo.
Mujer, quitas la fiereza
con socapa muy ambigua
dejándome de una pieza.
El fuego no se apacigua
pues tu dolor de cabeza...
me impide amarte a la antigua.
Recorrer todo tu mapa
es mi deseo más puro,
sabes que estoy en apuro
pero no me abres la tapa.
La energía se me escapa
por no atravesar el muro
y mi ego lo configuro
al sentenciar tu socapa.
Se fractura la dureza
deambulando cual rengo
sin devorar la cereza
Cuando trato y no me vengo
te duele a ti la cabeza
a mí... todo el abolengo.