¿Ves como el ciruelo está brotando?
Nuevamente resistió al invierno
y otra vez se vistió con flores blancas.
Colgaré los bebederos de los colibríes
y se disputarán el almíbar
las abejas y las aves.
El jardín se vestirá de verde
y renovaremos promesas...
como siempre …
Me darás un beso
cada día al despedirte
y te hablaré dormida
diciéndote “hasta luego”.
El día será como uno más,
un sinfín de rutinas repetidas…
Verás amor cómo van sucediéndose
los días y las noches …
las estaciones...
Igual que el mar
que visitamos en verano
trayendo olas con espuma
para luego retirarse,
en ciclo interminable...
O los vientos de agosto,
llegando inexorables…
Cada año es lo mismo...
Cada acto es repetido...
Volverás como siempre,
por las tardes…
Tomaremos unos mates…
Te contaré mis cosas
y hablaremos de temas triviales…
El tiempo irá transcurriendo
sin que nos demos cuenta.
Será como ir cayendo
en cámara lenta
por la pendiente de un cerro,
a veces duro y pedregoso
y otras, suave y transitable…
Ni siquiera sabremos
cuál será el último beso
que nos demos...
Un día al despertar
esa dulce rutina del amor
entregado en gestos simples,
comenzará a ser parte de un recuerdo…
Tus remembranzas o las mías …
Hasta ese día…
ni tú, ni yo,
podremos saberlo…