Déjame verte,
pequeña mariposa
que tanto añoro.
Sé que te marchas,
que vuelas a otras tierras
y que te alejas.
Sigues tu rumbo
llevando la alegría
a quien te mira.
Deja que sienta
los últimos suspiros
de este verano.
En él me diste
momentos de ternura
inolvidables.
También canciones
robadas a la luna
junto a sus nanas.
Pero tus alas
hicieron que mis ojos
se iluminaran.
Vivieron sueños,
instantes de locura
y de emoción.
Por eso quiero
mirarte y despedirme,
una vez más.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/08/22