¡Amor de mis amores! ¡Sueño eterno!;
que niegas de tu luz su bella lumbre;
llenando de dolor y pesadumbre
mi pálido soñar, en cual hiberno.
Mi anhelo es inmortal, y es un infierno,
sin ver que la esperanza un día alumbre
la senda que conduce hasta la cumbre,
que guarda de tu amor su arrullo tierno.
Quisiera de tu amor tener las mieses
que curen de mi duelo sus heridas;
logrando con ardor que tu me dieses
tus flamas de pasiones encendidas;
y llena de fulgor siempre vistieses
caricias de ilusiones bien tejidas.
Autor: Aníbal Rodríguez.