Ben-.

Por su infinito-.

Destartaladas miserias

de espuma infinita e inmensa

donde caben mis dedos uniformes

y la sentencia del cuello almidonado.

Agujeros, orificios sanguinolentos, donde

la estupidez humana acomete sus violentos

desdenes, miserables hasta en los pies que se agotan.

Sueños, pabellones laberínticos que se desangran

y golpean los oídos inmensos e infinitos, coriáceos.

Audición proclamada, investigación del ruido,

columbario de cenizas que una mano negra sobrevuela

y aplasta, sangre de un dios que obtiene su hálito en el ara.

No! llorad por la mitad de un orbe despreciado, por los cazadores

de ricas perlas que bostezan al llegar la noche, por los universos

diminutos que aumentan la grieta del boceto milenario.

Corred detrás de los anuncios publicitarios, de los muslos

inaguantables, de los espurios edemas que provoca la mente

en su deriva infinitesimal; que yo lloraré

por mi niño de piernas infinitamente frágiles-.

 

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