SILENCIO, GRITÓ LA VIDA
Que no calle el ruiseñor,
ni enmudezcan las cigarras.
Que brille cada mañana,
una sonrisa sin voz.
Que no se silencie el son,
ni encorseten las miradas.
Agravios son, si se callan,
quienes siendo esclavos aman,
a quien los tiene en prisión.
No hay un silencio mayor,
de quien debe hablar, y calla.
Que no se embride al valor.
Enredado entre los ruidos,
vive el silencio, cuasi ahíto.
Absorbe el sonido, el tiempo,
para en silencio, cederlo.
No se calla al prisionero,
si su voz interna habla.
Ni al oprimido si grita,
cuando el opresor le calla.
Se alimentan los silencios,
de las voces que los hablan.
Dice más verdad, quien mudo,
sus actos y gestos, hablan.
Amor, que en silencio grita,
porque le sale del alma.
Y voces que vociferan,
si son sus razones vacuas.
Cruzó el silencio el poema,
para dar sentido al karma.
Desbordante la pasión,
en silencio contenida.
Que gime cuando se olvida,
el ruido de su canción.
Un hercúleo diapasón,
devolvió el ritmo a la vida.
Sueño, que en silencio grita,
en los efluvios del tiempo.
Dormida está, si el silencio,
llena el vacío que la habita.
Dormida, más siempre viva,
aunque se enquiste en el sueño.
Ensordecedor silencio,
de la verdad entre los gritos.
Cuando la mentira grita,
para camuflar su faz.
Faz, de afeites revestida.
Silencio, gritó la vida.
Angel L. Perez ®
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25/08/2022