¿Por qué cuando nos vemos, solo entran en mí unas ganas insaciables de saciarme de tu pecadora boca, acercar tu cintura a la mía con una mano y acomodar la otra bajo tu mentón para ser el director de orquesta que rija el compás de este inapropiado beso?
¿Por qué cuando nos vemos, olvidamos que estamos entrelazados con otras personas y las manos que empezaron a acariciar tu cabello llegan a otro lugar?
Ahora más que nunca comprendo que el que se toma su veneno a voluntad la muerte no le sabe tan mal y mucho menos si en la botella vienen inscritas con letras grandes el título de \"Amor Prohibido\".