El pacto indisoluble
de los seres amorosos
son las marcas en las arenas del alma
que se fosilizan y más aún se eternizan
los rastros del fuego
rememoran estancias sublimes
de cuando en cuerpos fervientes
surgían las llamas
las estrellas han sido
dolientes cómplices
de un temerario juego
que se volvió eterno