¡Aquí vamos de nuevo!
Entregados sin sentido
Semejante al árbol que espera su turno frente a la motosierra,
Mis gritos absortos son perceptibles solamente en el alma.
Los vacíos, parte indispensable del camino
Son más frecuentes de lo que se debe de sentir,
Es una franca lucha entre mi ser, mis deseos y lo que se debe de hacer.
Se mezclan las lágrimas del bailarín con su sudor
En la pista todos aplauden… más sólo él sabe su dolor.
Su dios tomó un descanso, en ese momento no miraba
Tal vez por eso lo desprotegió
en el juego de segunda y tercera persona
Las migas de pan en la mesa, un perro lloroso en las afueras,
La deserción saluda por la ventana, la maldita ventana
que no quiero ver
Mucho menos abrir…
¡que suene otra canción, quiero bailar solo!
En lo abstracto del volumen alto me quiero perder
Como un borracho que encuentra consuelo en la perilla del volumen
Así quiero sentir...
Este ruido maldito del silencio
Me condena de apoco
Mientras que mi canción no deja de sonar…