Vi en tus ojos sombríos silenciosos el blanco mortal del infinito
La soledad que llama ya fenece y el aliento congelado como halo silencioso cual vapor desaparece
Tomas mi mano y derribas mi mirada y la caricia se convierte en precipicio y amenaza
Solo susurras adioses al oído, mientras tus uñas ciernes fuerte como garras
Muerdes mis labios tan fríos como hielo y esa lagrima de mármol no termina de caer
Siento tu abrazo profundo y altanero ante tu silenciosa estatua que calla transparente
Me pides que te espere sentado en la cornisa y que vista de escarcha mi trágica sonrisa
Miras mis ojos ya sombríos silenciosos, pues el tiempo ya se acaba y con tu adiós desaparece
El cristal ya se convierte en roca calcinada y vuelves y me atacas con un beso tan eterno que asegura que me amas
No es eterna la distancia ni el tiempo que acaricia los recuerdos. Porque hoy te vas...
Prometiendo… prometiendo
Y me quedo en este frío invierno que se lleva mis amores viendo tu silueta que se aleja y se pierde ante la nieve que congela corazones
Rafael Blanco López
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