EL QUETZAL EN VUELO

COMO VELETA DE LOS SENTIMIENTOS

Me gustan tus versos, escritos de tarde, mañana o noche; tristes o alegres

Llegan muy hondo en mí, porque pareciera que abres el cerrojo del cuarto oscuro,

Donde tengo guardadas historias, que ni al alcohol se las permito

Y tú llega, las descubres y las sacas a ventilar en tus canciones y poemas.

 

Cuando te leo, siento el arrebato de tu pasión, que llega y sin tocar, entra muy hondo,

Remueves las heridas sin curarla, remiendas mis alas y me invitas al vuelo,

Me llevas por bellos paisajes, me enseñas la vida, desde el corazón de un colibrí,

Luego depositas mis penas en ese torbellino de olvido, que formas con tu aleteo.

 

Por la prisa de ir a buscar fatalidades, a veces te leía de corrido, así rapidito,

Pero el olor de tus escritos quedaba en mi pensamiento como suave brisa,

Un sabor en el alma, muy parecido a la consolación, al saber que alguien sin conocer,

Estaba describiendo los pasajes más oscuros que mi triste vida, guardaba.

 

A veces me siento como veleta de los sentimientos, triste, eufórico, melancólico

Me bebo a vallejo, me embriaga su soledad, su tristeza, me alegra Benedetti, esa forma lúdica de compaginar el amor y la política, el destierro y la soledad, Neruda me permite y me da la esperanza de volver a creer en el amor y esperarlo activamente.

 

Tus versos y canciones son parte de esa espera, de ese credo, de la esperanza,

Son las notas que suenan de tarde en el café nocturno, cuándo abro la noche, con aquella tu canción y leo las primeras estrofas de tu viaje por el lado oscuro de la luna

Para llamarte y traerte como sol, para que ilumines mi mañana y des sentido a mi vida.

 LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO