Ernesto Chávez

Alicaído

Todos los días me propongo olvidarte, intento crear un plan infalible que me obligue a ver que no puedes ser mía, pero soy adicto a la pasión y al sufrimiento y la idea de ti, la fantasía de ti, me ofrece ambas cosas, me hacen sentir vivo mientras me matan lentamente.

 

Mis noches son eternas, evito dormir para no soñarte, pero es cuando más te pienso, es cuando más escribo en tu honor. Espero inútilmente que mis deseos y los tuyos se conjuguen, que de alguna manera fantástica se conecten nuestros pensamientos y me necesites con urgencia.

 

A menudo me pregunto si lo que te escribo tiene algún efecto en ti, si de alguna manera sientes la pasión que emano. Lo que más lamento es no saber si algún día me piensas, si súbitamente me filtro en tu mente y si quieres o puedes evitarlo.

 

Soy consciente de que mis métodos de seducción no son capaces de saciar tus necesidades, sé que no hay una sincronización entre tu ser y el mío. Despreocúpate, me enamoré de una versión tuya que habita en mi mente, tú, la mujer de carne y hueso, siempre serás libre de mí.

 

Explicar mis motivaciones sería fútil, incluso cínico; hay ciertas cosas para las que el lenguaje simplemente no alcanza. Me encuentro ahora mismo en un plano más allá del bien y el mal, guiado por la pasión y el deseo más puros.