Lourdes Aguilar

EL CURSI

Vengan, he aquí un bicho raro 

Venga, miren éste cuerpo esmirriado 

Oigan estos pensamientos disgregados 

Acérquense, de su insania vamos a cebarnos 

 

No usa repelente y por la tierra anda descalzo 

Frugal en sus consumos y de reacciones nulo 

Dice que el final del arco iris ha visitado 

Dice que las hadas y los duendes le han hablado 

 

Ciertamente es un tipo insólito y anticuado 

Al que ninguna serie de netflix se le antoja 

A quien la música actual acrecienta su congoja 

Y no hay día que al cielo murmure un rezo extraño 

 

Va por las calles buscado pájaros en los árboles  

Dice que el envidioso hombre arrebató su canto 

Va por los jardines admirando los colores de las flores 

Dice que el hombre avaro embotelló su aroma sacro 

 

Y lo peor, lo más gracioso, muéranse de risa 

Dice que el deber del varón es hacer prosperar la tierra 

Y el de la mujer llevarlo a él a recorrer el cielo y las estrellas 

Dice que ambos son semilla, él de roble y ella de gardenia 

 

Venga, a ver cómo acarician sus manos esa rosa 

Dice que también sus espinas son hermosas 

Con voz tenue como aleteo de mariposas 

Dice que la fe sostiene 

Si sólida es 

y densa como una roca 

Dice además que si en el dolor e infamia muere 

Se elevará su alma investida de bruma iridiscente