La primera vigilia de esta noche,
entre el aroma del incienso que desaparece,
y la figura de tu cuerpo concatenada a mi libertad,
recogiendo la melodía de tu piel, en el roce con la mía,
en esta sensación de eternidad,
de mi infinito acercándose a tu infinito,
El incesante vaivén del latido,
advertido por mi mano, colocada en tu pecho.
Mi pecho adherido a tu espalda,
percatándose de tu calor,
concibiendo el descanso,
de mis párpados cerrados por tu cabello
Mi pensamiento buscando tu voluntad,
la cosecha de tu vientre,
como regalo entregado por el viento.
La calma de tu respiración inundando mis ideas,
el contacto de tu alma, entre sábanas y susurros.
Son la primera vigilia de esta noche
que se repetirá mañana
cuando la melodía de tus sueños
desencadenan los míos,
anhelando tus abrazos
Tu espalda apaciguando la tempestad
de temores derrotados,
por tu cuerpo de agua y brisa
incitando al corazón,
cuando tímida mi mano,
se acerca a tus labios.
El aroma del incienso que regresa
abrigando de melodía la noche
cuando la frescura de las sombras
extiende su sábana pura
sobre nuestros cuerpos rendidos
Será esta la primera noche
en que mi cuerpo renacido
entregue a ti la libertad
y el descanso enardecido