El dar, amar y el enseñar,
De la vida son pago justo,
Para no encontrarse al final,
Por la pálida muerte un susto.
Lo cierto es que nada hay, ni habrá,
mas seguro aquí en nuestro mundo,
que quien se muere vuelva al suelo,
para hacer a este mas fecundo.
Por siempre origen y final,
Serán ambos la misma cosa,
La semilla debe caer,
para después nacer la rosa.
Es para el alma ser feliz,
Tan anhelada trayectoria,
Y la siembra será opcional…
mas la cosecha obligatoria.
Juan Luis:.