Un día yo descubrí
al acercarme a tu altar
que mi vida estaba vacía
si a mi lado tu no estas.
Yo te llamaba señor
pero tu no respondías,
cuanta sordera la mía,
aunque mi madre me hablaba,
a ella no la escuchaba
por que en ti yo no creía.
De tantos años pasados
de sufrimiento y dolor,
no puedo negar mi Dios,
que aunque falto de talento,
si no fuera por tu aliento
la vida ya no tuviera,
si me negaras el sustento
de tu gracia salvadora.
Perdóname si algún día
en mi ignorancia supina
como Pedro te negué,
pues no supe comprender
aquel quien eres y seras
y perdona mi vanidad
pues en este punto y hora,
para mi o mi señor,
eres la luz interior
que mi corazón no ignora.
Ángel Reyes