Oh Dios, cómo he profano los espejos.
Necesitaba uno de acero inoxidable.
Y Por fin, encuentro uno bueno,
a los otros les creaba gran dificultad,
Cuando buscaba discordia me miraba al espejo.
pero A fuerza de violencia, éste, ha tenido que aprenderme.
A milagro de tanta fe lo he hecho mentir.