Lourdes Aguilar

CÚSPIDE

Estés o no da igual 

De noche o de día estás aquí 

Eres ese sol que llegó para alumbrarme 

Esa marea que sube impetuosa llenándome de espuma 

Tu nombre que asocio a los brazos del ser inmenso que se me postra 

El río desbordado que me arrastra para llegar y sumergirme en tu mundo submarino  

 

Océano y abismo 

Pleamar y Fosas abisales 

Donde mis formas se tornan fantasmales 

Sola y adentro de tus miradas intensas y ferales 

Que suben y bajan tasando mis deseos desde la frente hasta los pechos 

Un ejército de hormigas encendidas como teas me invaden desde mi nuca hacia los vellos 

Siento el temblor húmedo de tu lengua fogosa, tus hambrientos dientes barrer mis muslos hasta la punta de los dedos 

Quiero más, abrirme a ti, bautizar tus miembros, mesar tus cabellos y aspirar el incienso liberado de tus pensamientos cautivadores 

 

Que me cautivan y arroban 

Fuegos fatuos, por miles de mis dedos saltan 

Cuando ansioso me prendes y adhieres a tus aristas 

En ese remolino de luz y vértigo, beso mórbido e incesante caricia 

Vibrar al vaivén de tu afán que sacude mi ser como manada en estampida 

Acercar carne y sangre hacia la cúspide y sentir la espada flamígera en las entrañas  

Tu estandarte que ondea aun sin tu presencia que me sacia y permanece con orgullo noche y día