21 de septiembre.
Los niños de las escuelas se esfuerzan
En una composición sobre la primavera.
Pero afuera, en cada palmo de la geografía guaraní,
Hay un himno alborozado de colores:
Son los lapachos florecientes y altaneros
Que entre el verde de la fronda
Muestran su cresta rosada, amarilla, lila, blanca y roja.
Hubo una rosa inquieta, hasta ayer, en su ramaje,
Y hoy luce como estrella en la sien de una morena.
Se ven rojizos claveles en los labios pedigüeños
Y hay orquídeas deslumbrantes en los ojos de doncellas.
Las margaritas silvestres se pugnan por las mejillas
Y el jazminero envidioso se conforma con su aroma.
Es siempre bella la primavera con su juventud a cuestas
Adornando a las hermosas, no igualadas paraguayas.
Si cantan aves, amaneceres y flores
Yo también he de cantar.
Tengo la primavera que es mía. La que me dice te quiero,
La que me obsequia su risa, y me acaricia la vida.
También me obsequia sus labios, me da su amor que es mi gloria.