Entre sus manos
cae el agua de sus dedos finos
al llegar a la orilla.
Su cuerpo se figura como una escultura
y no teme ni un solo segundo
en desvanecer mi pensamiento
al poseerla lentamente con la mente.
Sus pies repletos de arena
dejan huellas de pasión latina
y el coral de fondo y prominente
grita su nombre, como gritando una nueva bienvenida
hacia el extremo de nuestros dos planetas Tierra.