A veces me pregunto si me he cansado de escribir, pues he notado que el deseo ha desaparecido, la inspiración se esfumo en un abrir y cerrar de ojos.
A veces me pregunto qué pasa conmigo, ¿a caso me he estancado de nuevo? O tal vez, sin darme cuenta he recaído y estoy dejando pasar la vida sin disfrute.
A veces me quedo madrugadas enteras sentada en mi cama, con el velador alumbrando mi cara y con la intención de encender un cigarrillo, levantarme e ir hasta la bodega para abrir una botella de vino, sentarme afuera e invitarle una copa a la luna que brilla, allá arriba.
Otras veces, me duermo profundamente y me pierdo en el sueño maravilloso dónde tú estás llamándome, esperándome con el café servido, esas tostadas un poco quemadas con dulce de batata y membrillo. El sol que golpea la mitad de tu rostro.
A veces pienso que en realidad cuando sueño, vivo.