NOCHE DE LUNA.
La noche se ha engalanado,
con su turbante agareno,
collares de negras perlas,
y cejas y ojos muy negros.
Por los tejados dormidos,
la noche se va de ronda,
con estrellas aljamiadas,
a bailar la zambra mora.
La noche exhala azahar,
sabe a membrillo amarillo,
huele a néctar de azafrán,
a verbena y a tomillo.
Suena el laúd, suena el rabel,
con una guitarra mora,
con unas cuerdas de plata,
que cuando las tocan, lloran.
En el zaguán de mi casa,
la noche se ha desnudado,
y se ha cubierto su cuerpo,
con los aromas de un nardo.
La noche se peinó el pelo,
la luna la vistió de blanco,
con estrellas y luceros,
y caricias de sus manos.
La noche se va de ronda,
por una calle moruna,
se va a bañar a la mar,
donde se mece la luna.
La noche su fue embriagando,
con la lunita a su lado;
se miraron a los ojos,
y se acercaron sus labios.
El respirar de la noche,
era fuego de verano.
La luna se fue a su cielo,
por entre surcos lejanos,
adornados con estrellas,
vestidas de lino blanco.
¡La noche se despertó,
sin la lunita a su lado!