Pareciera que el día abre sus grandes ojos
Y el frío saja tus labios,
lacerando su sedosidad
como entreabriendo líneas prohibidas
para que su tersura aprenda a sufrir
en lo más diminuto de sus ríos
por donde han surcado pasiones y deseos
ternuras supremas de una boca vulnerable
de salivas de lumbre, como espumas de encanto
Pareciera que tus ojos descubren mi soledad
marcando en mi costado el silencio de tu aliento
como vertiendo flores para convertirlas en frutos
de sueños temporales, de instantes de eternidad.
Estoy rodeado de tu agua cristalina
De tu deseo que se derrama como gota de roció
humedeciendo la esperanza de la eternidad a tu lado
Estoy amándote,
con este sentimiento inmortal
Que abre los ojos del día
Que elimina el frío, para sanar tus labios
Que inunda el silencio con el susurro de la pasión
desnudando la soledad para cubrirla con mi calor
Y descubre el cielo
Y besa tu boca
Y alcanza tu vientre
Para surcar el mar, acariciando el horizonte
Arribando a tu arena
Donde me abandono y entrego
A tu amor mortal, humano y tierno