Que injusta es la vida, después
que le di todo, me quieren hechar
de mi propia casa; hasta el coche
me lo quitaron, pero yo tengo la culpa
por dejarme llevar por amor de padre.
Solo sé, que al final de la jornada
con la misma moneda le pagarán, cuando lleguen a adultos mayores.
Hasta el día de hoy puedo trabajar y ser felíz
fuera de ellos, y lo que me quitaron
pronto se le terminarán y en la calle
van a estar.