Mauro Enrique Lopez Z.

Extraña gaviota

Que extraña es esa gaviota,

que todas las mañanas llega 

a la barca, dónde yo trabajo;

 y su chillido me alegra el alma. 

 Cuando regreso de pesca, 

me espera, yo simplemente 

me río, porque le traigo algún 

alimento para ella. 

 Que extraña es esa gaviota, porque 

me pongo contento, y le exclamo:

toma mi Rosita aliméntate!

 y su aleteo lo hace elegante, endulza 

mis días, hasta geniales son.