Como renegaba conmigo, que
no tenía un futuro elegante.
Yo en mi sencillez, te ofrecí
mi humildad; lo aceptaste a poco
tiempo, no sé por qué cambiaste
y te marchaste.
Hoy estás arrepentida y quieres volver; para qué? sí sigo en lo mismo, pero no me falta
el pan en la mesa, como lo tuviste
cuando estabas a mi lado.
Siempre le doy gracias a Dios
por sus bendiciones, y tú no quisiste
seguir conmigo por ambiciosa
de tener auto de lujo. Mejor vivo
sencillo, pero el pan nunca debe
faltar en la mesa; que pena me da
contigo, ni lujo ni pan tienes ahora;
lo siento en mi casita no estará más.