¡Oh, Señor! El mundo está caído
y sobre malas manos.
El mundo, sigue muy pervertido,
sigue cantos profanos.
¡Señor, tú me conoces y entero!
No soy santo, impecable:
pues, tengo la tinta del tintero,
estoy en forma estable.
¡Oh, Señor! Ven, te necesitamos
todos. El mundo llora.
Mucha gente conserva tus ramos,
otros ignoran la hora.
Malas influencias consumen vidas,
pero, ya es el momento.
Hermanos se hieren de pensamiento
y huyen de sus guaridas.
¿Qué pasa? Será la interrogante,
¿Están hartos de amor?
El amor en todo es importante,
también es lo mejor.
Tus pasos los llevo bien marcados
de entrada y de salida.
¡Oh, Señor, perdona mis pecados
que espero tu venida!
Y si en algo he fallado,
borra Jesús mío mi pasado
que al futuro te entrego la vida.
Samuel Dixon