Oh vestigios de ti
escuálidas fundaciones
metales pesados, indigencia
de minerales acostumbrados,
óxido de metálicos fosos,
habituales en el fondo de la desdicha.
Oh material grave
de índole apática, pálida luna
que invoca desórdenes
en tumulto, ignorancia de los
huesos que se acumulan.
Adheridos a la carne gloriosamente
sus cuerpos se habitúan a un sol indolente,
emergen de la suntuosidad
luz que circula sobre cierto desdén,
como en remolinos de fiebre precaria.
Oh testigos de la memoria, qué baúl
sin referentes, túneles arcillados, de los
omóplatos silentes-.
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